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Pensamiento digital y flexibilidad de oferta. ¿Por qué tenerlos en cuenta?

Como sabemos, los impactos del mundo digital en las imprentas y en los medios impresos no empezaran ahora.


Si podemos poner una línea de tiempo, podemos decir que el primer gran impacto fue con el inicio del crecimiento de internet, a partir de 1998. El segundo fue con el surgimiento de las redes sociales como Orkut, Twitter, Facebook y todas las demás, desde 2008. Y la tercera, que podemos caracterizar como la amplitud de la conexión digital, con nuevas tecnologías como 5G, internet de las cosas, inteligencia artificial y otras, que podemos situar a partir de 2018 y de la cual todavía estamos a principios de sus efectos. Pero, eso sin duda se catapultó con la pandemia que nos metió a todos a la fuerza en el mundo digital.


Cada uno de estos pasos dio lugar a productos y servicios que tomaron algo del material impreso. No lo sustituyó de una vez por todas, ni mucho menos, pero trajo alternativas que llevaron a los usuarios a preferir el uso de lo digital: guías telefónicas, sofisticados billetes de avión, formas de diversos tipos, guías de calles y un montón de productos, además de las alternativas. como e-books, revistas digitales, etc.


La realidad es que el material impreso sigue teniendo su lugar y mucha importancia, pero cada vez más convive con una competencia que antes no existía.


Sea lo que sea, la imprenta siempre ha vivido un proceso de constante adaptación tecnológica en sus procesos productivos. Desde la tipografía móvil hasta la fotocomposición, desde la tipografía hasta el offset, desde el arte hasta el desktop publishing, desde la impresión estática hasta la variabilidad de la impresión digital y mucho, mucho más.


El problema es que, con la digitalización de las cosas, el impresor experimenta un impacto aún mayor, además de sus cuestiones productivas. El cambio digital del mundo con la pandemia ha acelerado fuertemente varias tendencias. Entre ellos la urgencia de las empresas en general, especialmente las grandes, por digitalizarse. En la digitalización de sus procesos. En presentar soluciones digitales que lleguen positivamente a sus clientes que empiezan a demandar respuestas rápidas, soluciones rápidas y productos hechos a la medida, a su gusto, según su visión del mundo.


Ahora bien, para los negocios y para las empresas, hablamos de que es necesario tener un pensamiento digital para una rápida adaptación a esta nueva situación. ¿Y qué es eso? Se trata, según los expertos, de hacer las cosas de forma más sencilla, repensar la forma en que siempre lo hemos hecho, cuestionar la forma de hacerlo, revisar los procesos. Estar en la búsqueda de soluciones a través de tecnologías digitales -softwares, programas o plataformas- que hagan más ágil el negocio y más orientado al cliente.


¿Y cómo eso afecta las imprentas?


Mucho, si pensamos en cómo buscamos y accedemos a los clientes, cómo gestionamos sus ordenes, cómo agilizamos sus entregas, cómo respondemos a sus dudas y cubrimos sus necesidades. ¿Cómo hacerlo mejor, más rápido, con calidad y rentabilidad?


No es una respuesta fácil, pero lo básico es revisar su negocio siguiendo el flujo de trabajo del pedido, desde la cotización, entrada de las órdenes, recepción de materiales, organización interna, producción, facturación y entrega. ¿Qué de cada uno de estos pasos se puede facilitar a través de programas que automaticen al máximo y ahorren tiempo, control y calidad?


Todo ese flujo tiene que ser analizado y revisado para entender dónde mejorar. Con las soluciones digitales que hoy en día son variadas y presentes en la tecnología gráfica.


En cierto modo, muchas imprentas de venta a la calle están obligadas a tener una respuesta muy rápida. La producción con prensas digitales facilita el flujo al ser naturalmente más corto. Pero cuando la imprenta ya no es tan pequeña, este procesamiento puede ser más lento precisamente por el retraso en los cuellos de botella dentro de su flujo.


Otra parte clave es cómo captar clientes con las nuevas herramientas digitales disponibles hoy en día: mercadeo digital, generación de contactos, atractivo. Aprender y comprender cómo clasificar y atender a los clientes en sus diferentes demandas.


El negocio gráfico actual demanda este pensamiento digital. Por más que sus productos sean analógicos, sus procesamientos son cada vez más digitales. Y pensar de forma digital ya lo es y será cada vez más una necesidad.


Y, por otro lado, eses nuevos tiempos demandan, también, tener la flexibilidad necesaria de producción. Ya sea con equipos para la ejecución de diferentes volúmenes, o por la diversidad de acabados que permitan tener más agilidad y generar nuevas y distintas ofertas.

Crear la flexibilidad por la conformación de una red de abastecimiento a través de otros impresores o empresas de acabados, personal creativo o profesionales que entiendan de mercadeo digital y ayuden con ello. De esa manera construir y conformar las habilidades necesarias que se pueden combinar en un paquete único de ofertas para su cliente.


Por eso, más que nunca, introducir tu negocio en el mundo digital requiere cambiar la mentalidad de lo “siempre lo hicimos de esa manera” a una postura más abierta, flexible y adecuada a esta nueva realidad.


Si aún no lo ha hecho, ¿por qué no comienza este cambio ahora mismo?





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